Gestión emocional

Figure → cabecera-gestion-emocional-javier-ariza-1.jpg

Afortunadamente, hoy en día, cada vez hay más apertura y predisposición para escuchar: ¿Qué es eso de las emociones? Vivimos sin saber cómo vivimos porque no somos conocedores de nuestro mundo emocional, ni el gran e importante impacto que tienen estas en nuestra actitud, en nuestro cuerpo físico, en nuestro autoconocimiento y finalmente, en cómo nos relacionamos con los demás.

Que somos seres emocionales, eso ya lo sabemos, que las emociones son nuestra guía para ver como caminamos en nuestra vida, eso no tanto. ¿Y por qué? ¿Por qué no le damos máxima prioridad a este asunto? Yo diría: porque nos da miedo. Nos mido a no saber muy bien qué nos vamos a encontrar una vez que indaguemos en nuestro interior y descubramos que hay un gran campo de emociones enterradas que no quisimos vivir, ni mucho menos asumir. Esto nos lleva a vivir reactivamente y con una sensación de amenaza que parece que viene del exterior, pero que no es precisamente de ahí de donde viene. Viene de adentro, de nuestro templo sagrado, nuestro cuerpo energético y físico.

Toda esta información es un preámbulo para saber dónde estoy y cómo me relaciono con mi mundo emocional. Y como, normalmente, no sé gestionarlo. Aquí, es donde entra el término INTELIGENCIA EMOCIONAL, la capacidad de reconocer mis emociones y saber gestionarlas para mi beneficio y bienestar.

Esto es lo que trabajaremos juntos, saber qué pasa dentro de mí cuando siento mal estar, agobio, ansiedad…y qué hacer con ello para que no me devore ni me consuma.

Las emociones son tu mapa de vida, míralas, obsérvalas, permítelas y descubrirás lo a gusto que puedes vivir contigo mismo sin temor a aquello que sientes.

¿Qué vas a conseguir conmigo?

Principalmente, saber qué hacer cuando sientes una emoción que no te gusta y que no quieres sentirla.

Identificar qué está pasando dentro de ti cuando aparece esa sensación de agobio y ansiedad.

Conocer las emociones y tener una relación amigable, cercana y responsable una vez identificadas.

Aprender a gestionar todas las emociones negativas (termino erróneo, ya que no son negativas, son desagradables).

Utilizar una emoción como un indicador y un suceso que me informa de algo, no como un problema.

Ser consciente de que lo que siento es mío y no proyectarlo en el otro.

Conseguir amarme a raíz de no rechazar emocionalmente lo que no me gusta de mí.

Saber gestionar el miedo para que esté se convierta en un motor y no en un freno en mi vida.